Primera y última cita

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Primera y última cita

En una cita medio a ciegas terminé comiéndome al “man”, pese a que me contó su verdad: que es un perro en la cama y fuera de ella. El sujeto se fue duro al hueso, me contó que era muy mujeriego y que le gustan las venezolanas, pero que se le va la cabeza y termina aliñando a las amigas porque él es muy guapo, y después comprobé que es un zorro en la cama con un rabo dominicano muy bien templado que usa como un virtuoso. No tuvo tapujos para decirme que el que se caga en las relaciones es él porque tiene el vicio de cogerse a cuanta hembra esté disponible, que sabe alborotarlas hasta que se les cae el panti y se abren de patas.

Un gran bate

No tiene pelos en la lengua para contar las guarradas que les hace y que las hace tan bien que todas quieren repetir el menú. Este es tan vulgar que a lo bruto me dijo que le gustaron mis tetas que, por cierto, las llevé casi que peladas porque me puse un escote de infarto con muy poca o casi nada de tela. Y es que fue a coger por lo que la verdad ni me importó que el tipo sea un bocón, solo quería que me mostrara todo eso de lo que hacía alarde y les confieso que todo lo que me dijo es cierto, tiene un pene que parece un bate de béisbol, lo mojé de saliva y me lo comí, claro que hice primero la predigestión dándole lengua hasta que se me cansó la boca.

Me clavó

Ahí comenzó la perforación de mi mojadita y comencé a experimentar el placer en ese largo pedazo de carne de hombre. Literalmente, el hombre me empaló, me clavó y me puso como le dio la gana, desde el principio me entró, creo que porque me calentó mucho escucharle sus cuentos que no son nada de cuento, son verdad. Me dio y me repasó y me lo trabó por atrás con tanto amor y ternura que no quería que acabara en otra parte que en mi boquita.

Segundo ‘round’

El “man” es cancha larga, me sacó la leche tres veces y él ni sudaba. Al final, explotó en mi boca y me lo bebí todo, su sabor saladito y ese olor me vuelven loca. Cuál fue mi sorpresa que cuando se corrió abundantemente casi que de inmediato se puso erecto y me penetró hasta mi estómago. Quedé feliz luego de que me echara el polvo más largo de mi vida.

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