A las buenas o a las malas

Por: Por Azihra Valdés Madrid -

Muchas personas me preguntan sobre el incidente en el cual un ladrón, a plena luz del día, se metió en mi casa y lo agarré infraganti. En cuestión de segundos tuve que decidir si enfrentarlo o dejarlo escapar. Quizá tomé la decisión menos recomendada, pero fui afortunada pues lo pude someter y entregar a las autoridades, solo para enterarme que una jueza de garantías lo puso en libertad y lo agarraron robando en menos de 48 horas después.

Sobre este incidente varias cosas me preocupan. La primera, que no soy la única. Cientos de panameños viven a diario lo que yo viví, sin correr con mi buena suerte, algunos inclusive perdiendo sus vidas llenando de luto a cientos de familias panameñas. La inseguridad está fuera de control; el Gobierno nos muestra cifras, pero la realidad que se vive en los barrios es otra. Por eso, lo más peligroso de Varela no es su incompetencia en temas de seguridad, sino creer que lo está haciendo bien y no aplicar medidas realmente eficaces para enfrentar a los maleantes.

La segunda es la deshumanización. Para los delincuentes, la vida de sus víctimas no vale nada y matar se ha convertido en parte de su oficio. Esto, agravado por una sociedad cada vez más insensible, inclusive ante crímenes atroces. Veo muchos casos donde el foco de atención es el victimario, quien se convierte en una especie de sensación mediática, dejando en un segundo plano a la víctima y su sufrimiento, como en el caso de “Wild Bill”, cuya inconsecuente boda fue noticia hace unos días. ¿Y los muertos?

Tercero, la justicia. Creo que la detención preventiva es una medida excepcional que solo debe aplicarse a imputados que representen un peligro para la sociedad o para la integridad de proceso. Veamos: el señor forzó la verja de mi apartamento y tenía un arma blanca. No creo que iba a tomar el té ni a picar cebolla. En mi criterio, violación de domicilio a plena luz del día con la intención de robar hace de este individuo alguien peligroso. La jueza de garantías, quizá aplicando las leyes vigentes, lo soltó. Por suerte, lo agarraron infraganti horas después. Si algo es claro, es que este personaje es candidato perfecto para trabajar en el gobierno de Varela. No pega una. Pero, seriamente, por torpe que sea, este señor representa un peligro para la sociedad.

Al igual que todos los panameños, lo que tengo lo he conseguido con mucho esfuerzo y sacrificio. Me considero una persona respetuosa de las leyes, fuerte y que sabe cuidar de sí misma. A veces me pongo a pensar las consecuencias si ese ladrón se la hubiera jugado conmigo y me da escalofríos, pues quizá no estuviera hoy viva para contar la historia. Pero no voy a dejar que nadie le haga daño a quienes me rodean ni que usurpe lo que es mío. Panamá merece autoridades electas que lleven esa misma determinación a la administración pública para proteger a sus ciudadanos. Mostrándole a los criminales que estamos dispuestos a enfrentarlos en su terreno, a las buenas o a las malas, es la única manera de hacerlos recular y recuperar nuestros barrios.

Y nunca dejar que el criminal se robe el “show”. La víctima siempre debe ser primero. Bien lo dijo el periodista y político Henri Maret: "La falta de compasión hace de los criminales mártires".

¡5 de mayo a la vista!

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